Tres moralejas y un epílogo



De como Sergio llegó a los 31 años, aprendiendo de algunos sitios y desaprendiendo de otros 

 

        Una tarde me llamó un reconocido fotógrafo para hacerme un retrato. Acepté la oferta y me enclavé a verle unos días después en la plaza de España de Valladolid. "Trae aquello que te caracterice tanto de tu vida personal como de la profesional", me dijo. Así que el día señalado aparecí en la plaza cargado con una bolsa voluminosa y una caja. ¿Qué hay en la caja? Preguntó inquieto cuando ésta empezó a moverse. Mi mejor gallo, respondí gracioso. Era un gigantesco gallo brahma de mil colores que hacía las delicias de mi corral. Al gallo acompañaron en la fotografía un corseé, símbolo andrógino de la voz de contratenor y una falda de polisón de seda que siempre fue la pieza más querida de nuestro almacén teatral.

 

                                                                                   Abuela de la película "La mitad del cielo"


        El retrato concilia dos mundos totalmente diferentes. Si hicieran un reducción a fuego lento de mi identidad -de mis gustos y mis pasiones - la salsa obtenida tendría estos tintes entre lo artístico y lo rural. En lo rural mi gran profesora fue mi abuela. Yo siempre me vi como el último eslabón de un saber que no podía llegar a perderse, una educación arcaica que poco o nada tenía que ver con la que me impartían en las aulas. Pasé años siguiendo y observando cada proceso. Las acciones que ella realizaba, por muy sencillas que fueran, tenían esa cadencia repetitiva que envolvía todo en una liturgia inmemorial. Aprendí, y hoy en lo posible esos gestos siguen vivos gracias a mis manos. Hoy por ejemplo mucho de lo que como lo produzco yo: carne, huevos, queso, mermeladas, yogures, verduras... y es muy reconfortante. Es curioso que la profesora que más ha condicionado mi vida haya sido alguien que apenas sabía escribir su nombre y sus apellidos. La moraleja de esta parte es que con pasión y afecto lo que se enseña cala más, a veces para siempre.


        Las aulas regladas tampoco satisficieron al completo mis ambiciones artísticas. Ellas solo me ofrecían datos y en ese momento yo me expresaba con dibujos. Mi madre afortunadamente contactó con una pintora de mi ciudad. Se llamaba Marisa Alonso y me dio clases desde los cinco añitos hasta los dieciséis. Con ella impartí pintura y algo de escultura, pero la realidad es que en sus clases aprendí también literatura, filosofía y música. Fue mi particular trivium y junto con las lecciones del instituto, ya decididamente hombre de letras, dí con mi loco cuerpo adolescente en la Universidad. Pasé por varias carreras: clásicas, filosofía, historia del arte... pero todas me parecieron la misma. La segunda moraleja de esta historia es que no hay barreras en el saber, todas las letras y artes están conectados entre sí por redes internas. Creo que esto ahora lo llaman muy floridamente transversalidad. 

 

 

  

       Me licencié, me especialicé en monasterios benedictinos medievales – una de mis grandes pasiones – y fundé con mis compañeros historiadores una compañía de teatro para hacer más accesible la Historia. Nació entonces Teatronaos, una empresa inscrita curiosamente en epígrafe educativo que mezcla el rigor académico de la universidad con el humor y socarronería de los espectáculos más grotescos. He visto a chicos de doce años comerse con patatas una obra de las espesas guerras civiles del siglo XIV gracias a que no pararon de reírse. Creo que la risa es la mayor aliada de la docencia. Cualquier contenido, por muy denso que sea, con humor es posible. Tercera moraleja.

 


 

        Lo que empezó como un juego llegó a ser una profesión. Hoy vivo de la música y del teatro. El teatro tiene tantas habilidades sociales que debería ser obligatorio en las clases. Me ha sorprendido no encontrar en el máster una asignatura de “hablar el público” puesto que no se puede transmitir un contenido si no se sabe comunicarlo. A falta de asignatura específica, este blog será una optativa de herramientas relacionadas con la voz y con hablar en público. Entre las cosas que el teatro puede regalar a quienes se dejen atrapar por su encantos está:


  • El conocer al público por sus reacciones, desde las primeras palabras

  • La improvisación, que da rapidez y flexibiliza los discursos

  • La impostación de la voz para hablar más alto sin miedo a nódulos ni pólipos

  • El depurar gestos para no distraer a la voz

  • El ritmo. Cuando el ritmo cae, los espectadores dejan de prestar atención.

  • Y finalmente la creación de un personaje que sea una máscara para cuando la necesitemos.


   
    Sin más me despido, agreciéndoos vuestra llegada a estas líneas. Si el tiempo y el ingenio me lo permiten, nos veremos en siguientes publicaciones.


 

Comentarios

  1. ¡Menudo fotón! Bueno Sergio te quería decir que estoy deseando verte actuar porque se nota que subirte a un escenario es una de tus pasiones y me encantaría aprender más del arte de actuar como tú sabes. Tengo curiosidad por ver cómo será tu presentación....

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    1. Hola María, gracias por leerte estos apuntes de egolatrismo, jajaaj. Cuando haga algún bolo cerca de Valladolid te aviso.

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  2. Me encanta el desparpajo y el vozarrón que tienes, pero sobre todo tu naturalidad y sinceridad a la hora de decir exactamente lo que piensas <3

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    1. Creo que el entanto es recíproco, tu tienes creo más desparpajo y más voz. Luego me paso por tu blog a comentarte esa genial ultima entrada

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  3. ¡Me ha encantado! Tanto la presentación en clase como las entrada. Ojalá que sigas teniendo ese desparpajo y espesor que, algún día, compartamos escenario y pueda aprender de tu experiencia. 🤗💕

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    1. Hola Vero. Gracias por todo. Yo tengo mucha música que aprender a si que espero algún día poder colarme en tus clases y en tus coros. Me encantaría.

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  4. ¡Me ha encantado tu presentación y el vídeo sobre el homeschooling es una pasada! Que suerte el que valgas para tan diversas cosas, ¡enhorabuena!

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    1. Tengo la buena suerte de que las cosas para las que valgo son muy mostrables. Es lo bueno y lo malo de llevar tu instrumento contigo.

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  5. Gracias Sergio. Escucharte hablando y cantando es un lujo :)

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    1. Gracias Cris, eres el constanste refuerzo positivo de nuestra clase. Gracias.

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  6. Me ha encantado Sergio, a ver si un día puedo verte en una de las visitas teatralizadas. P. D. : gracias por el concierto.

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    1. Gracias Iris, os iré informando en el wassap. Ahora no están saliendo cosas bonitas porque los protocolos covid nos cortan mucho las alas.

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  7. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  8. ¡Hola, Sergio!
    Me ha encantado tu presentación. Eres un gran actor y un gran contratenor. ARTISTAZO.

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    1. Gracias Ana, a ver qué día puedo invitaros a una obra y que me veáis en cotexto.

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  9. Gracias, Sergio, porque oírte hablar y cantar ha sido toda una experiencia. Seguro que consigues todo lo que te propongas. Enhorabuena, porque serás un profesor que inspirará, eso seguro ;)

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  10. Una maravilla, arte ha sido conocerte, porque eres arte y arte desprendes de tus palabras!! Gracias por el regalo de cantarnos; son esos los regalos más valiosos que hay, pues no se pueden pagar :)

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  11. Totalmente de acuerdo con la clase de hablar en público, es un arte complejo y que en España pasamos bastante por alto...mantennos al tanto de tus movimientos

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